Soliloquio de la lluvia verde
Exordio
Llueve. De lluvia verde que rebota en el suelo y salpica. Llueve con L de lluvia que agrada y da encanto, encanto de la E de libre al final; y al final de todo sólo somos felices porque podemos decidir y ser libres. Al otro lado de la ruta se embeben de mí sus ojos curiosos, esquivan el agua y se acomodan, nunca se cierran. En la partida del suelo se agrandan mis ojos que atentos como lamparitas se mojan de cielo. La distancia se acorta con pasos de almíbar sobre el agua verde, y la nitidez se presta útil como una manija. Tu olor se mezcla en mi olor y tu boca se ata a la mía, con A de amor y ausencia.
Nudo
El tiempo pasa por mi lado haciendo alarde de generoso, como si todo fuera suficiente y ese todo satisficiera desde siempre mis petitorios. Se acerca y me brinda más goces y encantos de mimbre, poco macizos, inestables, fugaces.
A veces es suficiente. A veces se ofrecen raudos como saetas en las noches de paredes cercanas a mis ojos, donde abrevio que es demasiado lejos lo que llegué como para volver, y demasiado cerca para totalizarme. Junto de manera tendenciosa pensamientos para que formen figuras que me den esperanzas y allí es donde el tiempo se hace aliado nuevamente, brindándome todos los condimentos acontecidos. Después la pared se hace espacio y mi cuerpo gira en opuesto, aunque el cuadro que se vea sea el de un cuerpo que rota y cambia de posición. En esta nueva excusa para no dormir la visión oculta del pensamiento se hace más racional, especulativa, reflexiva, y me acerca al itinerario de las certezas un tanto más que antes. Aquí el tiempo parece escabullirse como una burbuja hasta explotar y ser cínicamente efímero. Tomo todo lo que pienso que habré de especular mañana y me despierto de la conciencia con la mínima expectativa.
Cuando mañana ya es hoy me olvido transitoriamente y mojo mi cara con el agua verde.
Desenredo
Siento. De sentidos abiertos me empapo de vida para que el aire me acerque la lluvia; que cae y salpica y me baña de sonrisas. Abro el durazno y veo la ruta completa que avanza junto a mí hacia el camino verde. Verde por el agua que disuelve las cenizas y convierte el asfalto en pétalos; de flores con F, de flotar, de futuro, de frescura que se derrite sobre mí y me aceita en totalidad. Vivo atento a la nueva lluvia que inunde de color el camino especular, donde veo amor y lluvia del otro lado; como un espejo, con la E de libre al final.-
Exordio
Llueve. De lluvia verde que rebota en el suelo y salpica. Llueve con L de lluvia que agrada y da encanto, encanto de la E de libre al final; y al final de todo sólo somos felices porque podemos decidir y ser libres. Al otro lado de la ruta se embeben de mí sus ojos curiosos, esquivan el agua y se acomodan, nunca se cierran. En la partida del suelo se agrandan mis ojos que atentos como lamparitas se mojan de cielo. La distancia se acorta con pasos de almíbar sobre el agua verde, y la nitidez se presta útil como una manija. Tu olor se mezcla en mi olor y tu boca se ata a la mía, con A de amor y ausencia.
Nudo
El tiempo pasa por mi lado haciendo alarde de generoso, como si todo fuera suficiente y ese todo satisficiera desde siempre mis petitorios. Se acerca y me brinda más goces y encantos de mimbre, poco macizos, inestables, fugaces.
A veces es suficiente. A veces se ofrecen raudos como saetas en las noches de paredes cercanas a mis ojos, donde abrevio que es demasiado lejos lo que llegué como para volver, y demasiado cerca para totalizarme. Junto de manera tendenciosa pensamientos para que formen figuras que me den esperanzas y allí es donde el tiempo se hace aliado nuevamente, brindándome todos los condimentos acontecidos. Después la pared se hace espacio y mi cuerpo gira en opuesto, aunque el cuadro que se vea sea el de un cuerpo que rota y cambia de posición. En esta nueva excusa para no dormir la visión oculta del pensamiento se hace más racional, especulativa, reflexiva, y me acerca al itinerario de las certezas un tanto más que antes. Aquí el tiempo parece escabullirse como una burbuja hasta explotar y ser cínicamente efímero. Tomo todo lo que pienso que habré de especular mañana y me despierto de la conciencia con la mínima expectativa.
Cuando mañana ya es hoy me olvido transitoriamente y mojo mi cara con el agua verde.
Desenredo
Siento. De sentidos abiertos me empapo de vida para que el aire me acerque la lluvia; que cae y salpica y me baña de sonrisas. Abro el durazno y veo la ruta completa que avanza junto a mí hacia el camino verde. Verde por el agua que disuelve las cenizas y convierte el asfalto en pétalos; de flores con F, de flotar, de futuro, de frescura que se derrite sobre mí y me aceita en totalidad. Vivo atento a la nueva lluvia que inunde de color el camino especular, donde veo amor y lluvia del otro lado; como un espejo, con la E de libre al final.-
Alejandro Mogliatti (cuento de su libro "Ojos")
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